Desde hace 7 años me he alojado en este hotel siempre en la misma época del año, las dos primeras semanas de junio. Y el hecho de repetir ha sido porque a pesar de ser un hotel sencillo, en esa época era tranquilo y el personal siempre ha sido muy agradable. La ubicación es inmejorable.
Pero desde el año pasado ha habido cambios al respecto y no para bien. El hotel ha sido vendido a unas mayoristas italianas sobre todo y este año portuguesas también, y está lleno hasta la bandera, los dos edificios, incluso en junio.
El mayor problema no es que haya mucha gente, es que el comedor no es suficiente para todos los que estamos cenando y desayunando a la misma hora. Los españoles, italianos y portugueses tenemos el mismo horario y coincidimos en unos espacios que claramente no llegan.
La cocina, que no ha sido nunca lo mejor del hotel, cuando no había tanta gente, al menos la comida estaba cocinada medianamente. Lo de este año ha sido horroroso. La comida de la plancha estaba cruda, y no había suficiente personal para reponer lo que se acababa. Un auténtico caos.
Desde luego el personal hacia lo que podía y sin perder la sonrisa, que ya es decir mucho, porque trabajar en esas circunstancias no es para tener buena cara.
Me sigue gustando el hotel, pero desde luego no voy a volver a contratar media pensión como hasta ahora,es demasiado incómodo y al final para cenar mal, pues busco otro opción.